Era un desastre cuando la conocí.
Y siguió siéndolo antes de irse.
Nunca supe si la quise de verdad
o si solo fue un acto de misericordia.
Eso decía ella.
Supongo que cuando estamos rotos
nunca sabemos si alguien nos quiere
por tener la belleza surrealista
y deformada
de los cuadros de Dalí,
o si es que se quieren a sí mismos
por intentar arreglar lo que
siempre estuvo hecho pedazos.
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