jueves, 23 de agosto de 2012


El problema es que te veo en todas partes. Te veo en las canciones, en las paredes pintadas de blanco, en la playa, en los atardeceres. Y cuando estoy sola en casa, con cualquier DVD de alguna estúpida comedia romántica en la mano y llueve a mares en la calle, también te veo, te veo a mi lado, robándome las palomitas y pagándomelas con besos. Y en esas fiestas en la playa en las que todos visten de blanco y se besan como si el día siguiente fuese el fin del mundo, nos veo a ambos. Porque yo no elegí quererte, pero sí te elegí a ti. Te elegí de todas las maneras posibles que había de hacerlo. Te elegí como mi compañero de mentiras por amor, como mi copiloto en todos esos viajes que aún están por venir, como mi cómplice en esas locuras que todos queremos hacer antes de cumplir los 30 o morir. Y cuando hablan de todos esos paraísos pintados de arena de playa o de azul de agua salada, yo me río a carcajadas, porque los únicos paraísos que yo quiero visitar son tus sonrisas nerviosas, tus ganas de dormir a las ocho de la mañana un lunes y tus maneras de caminar cuando llevas siete vasos de licor 43 en el cuerpo. A mí que no me hablen de amor, ni de Romeos o Julietas porque yo te tengo a ti.
HAGAMOS DE ESTA NOCHE NUESTRA SUPERNOVA.

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