domingo, 2 de septiembre de 2012

En el colegio nos enseñan a sumar y a restar, a identificar esdrújulas, llanas y agudas, a saber situar no sé cuántas ciudades y que una hora son sesenta minutos. Lo que no nos enseñan es cómo al sumar puedes acabar restando, como las palabras a veces no son tan importantes, la cantidad de ciudades que pueden separarnos de alguien a quién queremos y cómo tu vida puede cambiar en sólo una hora o sesenta minutos. Nos enseñan cosas que quizás necesitemos para una parte de nuestra vida, pero no nos enseñan cómo sobrevivir hasta llegar a ese punto de nuestra existencia. "La raíz cuadrada de cuatro es dos, doce por doce son ciento cuarenta y cuatro, siete más tres son diez" y así todo el día, todo lleno de reglas, de normas. Y luego, en la vida real, nos pasamos el día rompiendo normas que nosotros mismos nos ponemos.

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