martes, 27 de noviembre de 2012

¿Sabes? Me gusta creer que las personas se olvidan entre sí porque tienen alzheimer o porque se han dado tal golpe en la cabeza que ya su cerebro ya no puede realizar las funciones. No me gusta pensar que nos olvidamos los unos de los otros por el paso del tiempo, o porque somos demasiado orgullosos para volver atrás y pedir perdón, o para enmendar los errores que nos hicieron olvidarnos. ¿No resulta inhumano? En mi mundo sí. ¿Por qué somos tan idiotas de olvidarnos? ¿Por qué aquel chico con el que yo solía jugar, aquel con el que compartí las sonrisas más sinceras de mi vida, ya no es más que un extraño? ¿Por qué ahora nos cruzamos por la calle y ni siquiera nos miramos a la cara? ¡Por eso déjame creer que nos olvidamos porque sufrimos un accidente, porque las cosas de la vejez, y no porque seamos unos completos imbéciles! Déjame creer que la chica con la que compartí todos y cada uno de mis secretos ya no me recuerda porque tuvo un accidente de coche, o porque alguna máquina del futuro le borró los recuerdos. Es mucho más bonito que creer que los que fueron todo ya no son nada sin ninguna razón convincente.

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