viernes, 21 de junio de 2013

-Hola me dijo.
Desde entonces no he podido dormir, ni comer. Porque su "hola" fue como la maldita caída del muro de Berlín, el mismísimo Big Bang y aquel desastre de las torres gemelas. 
Caí.
Y desde entonces creo que nunca he llegado a levantarme.
Sus ojos verdes, o marrones, según les dé la luz, brillaban como nunca había visto brillar nada. 
Y pasaron los días. Y no volvió a decirme nada.
Casi como esos cometas que pasan cada miles de años. 
Así que dime cómo puedo sobrevivir ahora, si cada vez que alguien me saluda le veo a él.

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