jueves, 22 de agosto de 2013

Volveremos a encontrarnos.
Quizás en un día de invierno en que no pare de nevar.
Quizás en un día de verano tan caluroso que apenas haya aire fresco para respirar.
O quizás nos encontremos en un día como aquel en que te vi por última vez.
Pero volveremos a vernos porque la tierra es redonda.
Yo estaré vestida de gris con la cabeza en los últimos exámenes de la universidad.
Y tú de negro, como siempre, con la vista fija en el suelo.
Nos encontraremos de frente. Tú saldrás de casa y yo no sabré qué estaré haciendo allí.
Y levantaré la vista para saber por dónde ando y... me perderé.
Te aguantaré la mirada los únicos dos segundos que aún me atrevo a soportar y dejaré de saber si continúas mirándome.
Y el trayecto consiguiente, hacia vete tú a saber donde, quedará perdido entre ambos. Como si algo se hubiese perdido... o se hubiese activado. 
Como si tú no fueras tú ni yo tampoco, pero continuásemos siendo los mismos cuando nos vemos.
Y me moriré de ganas de darme la vuelta y contarte quién seré entonces, pero volveré a recordarte como el chico al que siempre veía de espaldas... y yo como a la chica que intentaba verte tras los arbustos.

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