jueves, 21 de marzo de 2013

Leer. Read. Lesen. Lire. Leggere. Y todas significan lo mismo. Significan dejar de ser tú por unos instantes, convertirte en otro sin necesidad de morir. Porque soy joven, e inexperta, incluso inmadura e infantil, pero nunca he tenido una sensación más placentera que tocar las páginas de un libro. Y de verdad que me esfuerzo por salir ahí y explorar el mundo, pero los libros me ofrecen una mejor experiencia. ¡Puedo ser quien yo quiera! Y puedo hacer cosas que nunca podría hacer con mi físico y mi entereza. Porque yo misma puedo cantar, hablar, correr y salir a bailar a la pista, pero nada como sentirte el protagonista de un libro, como meterte en sus propias carnes, como hacer de sus sentimientos los tuyos, de sus vivencias las propias y de sus afectos los tuyos también. Y cuando pasas la última hoja y lees el tan temido punto y final, parece que con el libro muere algo dentro de ti, (aunque resulta bueno que puedas resucitarlo siempre que te acerques a la estantería). Porque muchos dicen que leer es aburrido, pero una vez leí algo que me llena de ganas de ponerlo en mi tumba cuando llegue el momento: "Un lector vive mil vidas antes de morir; aquel que nunca lee vive sólo una".

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