domingo, 3 de marzo de 2013


No todo es blanco o negro. Lo supe cuando la encontré a ella, que resultó ser el mejor color gris del mundo. Y es gris por el simple hecho de sonreír cuando llora, darme la razón cuando no la tengo o besarme cuando me odia. Porque no puedo odiarla o quererla, porque me resulta imposible. Porque se hace odiar y querer a partes iguales. Porque si sonríe me siento morir, pero si llora muero también. Porque la odio cuando está contenta, pero más cuando está triste. Me hace odiarme a mí mismo cuando se enfada y sé que es culpa mía. Pero también quererla cuando sonríe por mis estupideces. "¿La quieres?" -me dicen. Y yo no sé qué contestar. Porque ella es como la vida; horriblemente llena de momentos que vivir.

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