miércoles, 29 de enero de 2014

Nunca lo conté. 
Supe escribir sobre ti en aquella poesía y atreverme a pensar que quizás tú también pensabas en mí.
Pero ésto nunca lo dije.
Y lo cierto es que ni Shakespeare lo contó en Romeo and Juliet, ni tan siquiera Stephanie Meyer en Twilight
Lo que no conté fue que, aquel día en que pasaste por mi lado y yo tosí, fue para que me mirases. 
Tampoco que retiré la silla cuando querías pasar para poder disculparme. 
Ni tan siquiera que empecé a hablar más alto sobre Guns N' Roses cuando pasaste por casualidad por mi lado porque sabía que te encantaba. 
















Y es que esto nunca lo cuentan. 
Nunca hablan de este tipo de estupidez humana. 
Nunca dicen cómo tiramos el bolígrafo en clase y hacemos como si hubiese sido un despiste para que ese alguien lo recoja. Si tan solo alguien hablase de cómo nos atamos los cordones más despacio para esperar a que esa persona pase...
No conté que te quise, lo sé, pero tampoco que me apoyé en tu mesa -por casualidad- para que te dieses cuenta de que estaba ahí, de que existía


Así que supongo que eso de pasar rozando mi mochila con la tuya,
fingir que no puedo pasar cuando subo y tú bajas las escaleras 
o ponerme de tono Cryin' de Aerosmith porque una vez te escuché hablar sobre ella 
quedará algún día en el olvido, con estas letras, 
tal y como quedó aquel día en que te ofrecí agua de mi botella a pesar de estar muriéndome de sed. 




2 comentarios: